PROGRAMA DE ZOOTERAPIA EN LA EX CASA CUNA
Una perra ayudará a tratar a chicos autistas y psicóticos
Se llama Key, es de raza labrador y fue entrenada como acompañante terapéutica. Ya se trató a algunos chicos con buenos resultados. Y desde febrero los pacientes del programa serán 40.
La nueva ayudante terapéutica del hospital Pedro de Elizalde (ex Casa Cuna) se llama Key. Apenas supera los siete meses, es de raza labrador y tiene pelo beige. Se trata de una perra que fue especialmente entrenada para dejar al descubierto, y mediante juegos, los problemas de los nenes que sufren trastornos del comportamiento, fundamentalmente autismo y psicosis.
La zooterapia es una técnica de rehabilitación que se usa en chicos con trastornos graves en pocas partes del mundo. Es más: el Pedro de Elizalde es el primer hospital público de toda Latinoamérica donde se apelará a esta técnica. En algunos lugares, en vez de perros, se usan caballos o delfines. En la ex Casa Cuna, por razones obvias, se decidieron por los perros.
Hace unos meses, y de manera experimental, la gente del servicio de Salud Mental del hospital empezó a ensayar con un perro labrador. Fue, según contaron, asombroso. "Un nene de 6 años que sufre del síndrome de Asperger (un trastorno en el desarrollo infantil) y que únicamente leía historietas de Mafalda, empezó a jugar con la perra y a partir de ahí comenzó a tener contacto con otros chicos", recordó la psicóloga Amelia Lorena.
Tras varias de estas experiencias, las autoridades de la ex Casa Cuna resolvieron crear el Programa de Zooterapia. Y empezaron a pedir donaciones. La primera fue conseguir una perra de raza labrador. Hembra, porque son fáciles de entrenar; labrador, porque son dóciles y juguetones.
También, gratuitamente, unos arquitectos diseñaron el canil y la cámara Gesell —un dispositivo que permite la observación a través de un vidrio espejado, sin que, del otro lado, lo advierta el paciente— desde la que se supervisará el contacto entre los pacientes y la perra. Y diversas empresas donaron desde los materiales de construcción y el vidrio espejado de la cámara hasta el alimento balanceado para Key.
El canil y la cámara Gesell están en los fondos del Pedro de Elizalde, al lado del vivero que usan otros pacientes del Servicio de Salud Mental. Es un pequeño jardín —sólo tiene césped— rodeado por una alambrada. Y en uno de sus extremos está el vidrio espejado de la cámara Gesell.
El nuevo programa recién se pondrá en marcha en los primeros días de febrero. La idea es que cada uno de los chicos —suman 40— autistas o psicóticos que son atendidos en el Pedro de Elizalde pasen unas horas por semana jugando con la perra en ese jardín.
Cada uno de esos juegos será seguido —y filmado— por los psicólogos del hospital, que estarán del otro lado del vidrio espejado. "La filmación de la relación entre la perra y el chico nos permitirá extraer patrones de conducta que servirán para elaborar un programa psicoeducativo", explicaron los psicólogos Amelia Lorena y José Pose.
Los psicólogos, además, dijeron que el grado de aislamiento de un chico austista se puede modificar. Y aunque seguirá siendo autista, los juegos con la perra lo estimularán a comunicarse y a aceptar "todo lo que viene de afuera".
El chico autista habitualmente está aislado. Y el perro es un animal ideal para conseguir entrar en contacto con un chico con esas características de aislamiento: insistirá e insistirá hasta que el paciente lo acepte dentro de su mundo.
Hasta febrero, Key continuará viviendo en la casa del psicólogo José Pose. Después, la mudarán al nuevo canil del hospital y empezará a tener contacto con los chicos. Aunque por ahora está previsto que la perra juegue sólo con los 40 pacientes autistas y psicóticos, en febrero abrirán la lista de admisiones. Eso sí: lo más probable es que a partir de esa fecha haya uno o dos perros más.
Gracias a Carlos Galván, de
Clarín.
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